AMOR POR LOS CABALLOS Y LA TRADICIÓN
La joven tiene apenas 17 años
Desde Folklore y Tradición, quisimos hacer un aporte a la juventud. Es por ello, que entre una gran cantidad de historias y mensajes que nos llegan, elegimos la historia de Milagros Hernández. Una historia impactante y destacable. Con apenas 17 años, muestra sin tapujos qué es lo que quiere para su vida y cuáles son sus grandes pasiones: el campo, los caballos y la tradición.
Con tan solo 17 años, Milagros Ludmila Hernández Schillaci está marcando un camino inspirador en el mundo del emprendimiento, combinando su amor por el campo y los caballos con un sueño profesional claro: convertirse en veterinaria. Residente de El Pato, Berazategui, Milagros ha transformado su pasión en un emprendimiento tangible al abrir su propia talabartería.
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AMOR POR LOS CABALLOS
La historia de Milagros con el campo comenzó a los 15 años, cuando recibió su primer caballo, un regalo que consolidó su vínculo con los animales. “Siempre me han gustado todos los animales, pero los caballos tienen un lugar especial en mi corazón”, comenta Milagros con entusiasmo. Para ella, los caballos son más que animales; son compañeros de vida y fuentes inagotables de aprendizaje. “Me parecen animales hermosos y de los que siempre aprendemos cosas nuevas”, añade.
A diferencia de muchos jóvenes de su edad que prefieren el bullicio de la vida nocturna, Milagros prefiere pasar su tiempo libre en el campo con su caballo, Indio. “Siempre que tengo un tiempo libre entre semana, voy a ver a Indio, ya que me queda bastante cerca de mi casa. Me ayuda a despejar un poco la semana”, confiesa.
La idea de emprender surgió a partir de una necesidad personal. Milagros se dio cuenta de que, para adquirir productos relacionados con su pasión por el campo, como alpargatas, tenía que desplazarse hasta Berazategui o Quilmes, debido a la falta de tiendas cercanas en su localidad. Esta carencia la inspiró a abrir su propia talabartería, con el objetivo de ofrecer productos útiles para quienes comparten su amor por el campo.
“Decidí empezar con la talabartería en lugar de algún otro negocio que no estuviera relacionado con el campo porque no había muchas personas que vendieran estos productos en la zona”, explica Milagros. Además, su emprendimiento le permitirá reunir el dinero necesario para financiar su carrera de veterinaria, que incluye gastos como libros de anatomía, apuntes y equipos tecnológicos necesarios para sus estudios.
A pesar de su corta edad, la determinación y el enfoque de Milagros Ludmila Hernández Schillaci demuestran una madurez admirable. Su pasión por los caballos y el campo no solo la ha llevado a crear un negocio que atiende una necesidad local, sino que también la acerca un paso más a la realización de su sueño profesional. Con cada paso que da, Milagros no solo construye su futuro, sino que también fortalece el tejido de su comunidad.